Josep Romero Josep Romero Author
Title: Ascensores, cornisas y otros intentos de suicidio involuntarios
Author: Josep Romero
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Parecerá mentira, pero aún ahora sigue siendo una de mis pesadillas recurrentes. Y cada vez que visito a mi madre en la casa de calle Mallor...
Parecerá mentira, pero aún ahora sigue siendo una de mis pesadillas recurrentes. Y cada vez que visito a mi madre en la casa de calle Mallorca, arghhhhhh me vuelvo a acordar del tema. Personalmente, me encantaba subir fachadas trepando agarrado por los ladrillos, alcanzar balcones y hacer equilibrios sobre las tapias. Quizás por eso a los 14 caí a plomo atravesando una claraboya de vidrio. Diría que escarmenté, pero no. No sería la primera vez que -al menos Alberto y yo, y en una ocasión nos cruzamos, uno hacia dentro y otro hacia fuera- dejábamos el ascensor a media altura en el cuarto piso para, trepando al techo del mismo, entrar o salir, como se comenta, por la que era mi habitación. Las causas, generalmente, eran alguien que había metido la llave cuando estaba puesta por dentro y otras causas varias.

Pero esto... esto.... M'esgarrifa. Me pone los pelos de punta. Me da el soponcio de pensarlo, vamos.
Parece que Guillermo utilizaba otro método también peculiar pero del género kamizake: Obsérvese la barandilla de la foto de la izquierda. Obsérvese el marco de la puerta y la barandilla. Imagínese.

Sí, efectivamente, el susodicho había llegado a entrar en casa subiendo a la barandilla, cogiéndose al marco de la puerta y de allí... "Hop" al de la ventana.

El único problemilla... véase la foto de debajo. Seis pisos de caída. Glups!!!!!!!!!!!






Ruego desde aquí a Guillermo que confirme lo dicho y añada algún comentario para enriquecer el Aventis. Así sea.

Y para los que le interese el asunto del ascensor a media altura, mucho más seguro y efectivo, la verdad. Véase debajo. Los detalles de cómo es que Alberto entraba y yo salía por la misma vía no tienen desperdicio, pero eso es otra historia ya.


 
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